

Cardiología
El exceso de peso obliga al corazón a trabajar más intensamente, aumenta la presión arterial y puede provocar niveles elevados de colesterol y triglicéridos. Además, incrementa el riesgo de enfermedades como infarto, angina y accidente cerebrovascular.
Más allá de las comorbilidades, la obesidad en sí misma puede dañar la función del corazón y las arterias debido a inflamación crónica, resistencia a la insulina y disfunción endotelial.
Perder entre un 5–10 % del peso corporal ya puede reducir la presión arterial, mejorar los niveles de colesterol, disminuir resistencia a la insulina y reducir el riesgo de desarrollar cardiopatía.
Reducción en la incidencia de hipertensión, dislipidemias, diabetes tipo 2, riesgo de infarto y accidente cerebrovascular. Además, disminuye la probabilidad de insuficiencia cardíaca.
Sí. Además de promover pérdida de peso significativa, contribuye a una mejora sustancial en la presión arterial y los lípidos, reduciendo el riesgo de eventos cardiacos y la mortalidad.
Es común realizar electrocardiogramas, ecocardiogramas y pruebas de esfuerzo para evaluar la función cardíaca, detectar arritmias o enfermedad coronaria antes de intervenir.
Se realiza seguimiento médico y estudios periódicos para evaluar la presión, niveles lipídicos y glucosa, además de adaptar la actividad física según tolerancia cardiovascular y pérdida de peso.
Es fundamental: una alimentación saludable, ejercicio regular (150 min semanales), dejar tabaco y controlar peso son pilares para prevenir enfermedades del corazón.


Ortopedia
El sobrepeso aumenta significativamente la presión sobre las articulaciones, especialmente rodillas y caderas, acentuando el desgaste del cartílago. Las personas obesas tienen aproximadamente 48 % más riesgo de lesiones ortopédicas comparadas con quienes tienen peso normal.
Sí. Quienes tienen un IMC alto enfrentan mayor probabilidad de complicaciones como infecciones, mala cicatrización, coágulos y problemas respiratorios. En pacientes con IMC sobre 40, estas complicaciones pueden aumentar exponencialmente.
Aunque no hay un umbral específico universal, muchos cirujanos recomiendan un IMC menor a 40 para reducir riesgos. Usualmente se realiza una evaluación integral del estado físico y de enfermedades asociadas para determinar la conveniencia de operar.
Reducir peso antes de la intervención disminuye el riesgo de complicaciones, mejora la capacidad respiratoria, facilita la cicatrización y, en algunos casos, permite retrasar la cirugía. Se recomienda planificar pérdida de peso, incluso mediante cirugía bariátrica, de 6 a 12 meses antes del reemplazo articular.
Los más comunes son infecciones postoperatorias, problemas respiratorios (como neumonía), coágulos, seromas y cicatrización tardía. Estos riesgos pueden afectar la recuperación y prolongar la estancia hospitalaria.
Sí, perder peso antes de la cirugía mejora los resultados funcionales, reduce el dolor y disminuye el riesgo de complicaciones. Se ha demostrado que estos pacientes suelen tener una recuperación más rápida y efectiva.
La obesidad acelera el desarrollo de la artrosis. Si se combina con un diagnóstico temprano y pérdida de peso, se puede retrasar o evitar la cirugía. En casos avanzados, reemplazos articulares (artroplastias) ofrecen alivio significativo del dolor y mejora de movilidad.
Tras la cirugía, se aconseja mantener una pérdida de peso saludable, seguir un programa de fisioterapia y nutrición. Los pacientes con obesidad suelen tener mayor duración de estancia y riesgo de reingreso, por lo que el seguimiento personalizado es fundamental.


Bariátrica
Se recomienda en personas con IMC ≥ 40, o entre 35 y 39.9 si presentan enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión o apnea del sueño. En ciertos casos incluso con IMC entre 30‑34 con comorbilidades graves.
Además de pérdida de peso significativa, la cirugía puede mejorar o remitir enfermedades asociadas como diabetes tipo 2, hipertensión, apnea del sueño, hipercolesterolemia, esteatosis hepática y artrosis.
Como toda cirugía mayor existen riesgos: infecciones, sangrado, coágulos, problemas respiratorios y fístulas. También pueden surgir deficiencias nutricionales y malabsorción a largo plazo.
La estancia hospitalaria suele ser de 1 a 3 días. La vuelta al trabajo se da entre 2 y 6 semanas, y la recuperación completa puede extenderse a 12 semanas, dependiendo del procedimiento.
Algunos procedimientos como la banda gástrica son reversibles, pero otros (manga o bypass) son irreversibles. Por ello es vital analizar qué técnica es la más adecuada.
Se considera exitosa si se pierde y mantiene al menos el 50 % del peso excedente. Casi el 90 % de los pacientes lo logra, con efectos sostenibles a mediano y largo plazo.
Es obligatorio seguir una dieta y rutina de ejercicio postoperatoria, además de tomar vitaminas y suplementos de por vida para evitar deficiencias nutricionales.
Los más comunes son: manga gástrica (extirpación de cerca del 80 % del estómago) y bypass gástrico (creación de una pequeña bolsa gástrica conectada al intestino), realizados usualmente por vía laparoscópica.


Plástica
Es recomendable esperar hasta estar cerca de tu peso meta y estable por al menos 3 a 6 meses, usualmente 12‑18 meses tras la cirugía bariátrica, para asegurar una mejor cicatrización y resultados estéticos más firmes.
La pérdida rápida de peso puede provocar un exceso de piel que no se corrige con dieta o ejercicio. Esto puede causar irritaciones, roces y limitación al moverse.
Los más frecuentes son abdominoplastia, lifting corporal, braquioplastia, lifting de muslos, mastopexia y lipectomías específicas. Se diseñan de forma personalizada para lograr funcionalidad y estética
No. Además de mejorar el contorno corporal, estos procedimientos alivian molestias como roces constantes, infecciones en los pliegues y permiten mayor comodidad en ropa y movilidad.
Si mantienes un peso estable, los resultados pueden ser duraderos. La fluctuación de peso es el principal factor que altera los resultados.
Los riesgos incluyen problemas en la cicatrización (seromas, infecciones, necrosis), especialmente en pacientes con IMC elevado. La incidencia puede ser del 30–50 % para complicaciones leves.
Aunque depende del procedimiento, por lo general los resultados completos se aprecian tras 3 meses, y las cicatrices pueden tardar hasta 12 meses en madura.
Estos procedimientos solo se recomiendan cuando la pérdida de peso está estabilizada. Los medicamentos para bajar de peso, como Ozempic, generan pérdida rápida, lo que puede requerir reevaluar el plan estético.
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